lunes, 1 de mayo de 2017

El juramento de los Horacios

1.Identificación de la obra.
-Título: El juramento de los Horacios.
-Cronología: 1784.
-Localización: Museo del Louvre.
-Estilo: Neoclasicismo.
-Autor: Jacques-Louis David
-Técnica: óleo sobre lienzo
-Tema: inspirado en la Antigüedad Romana

2.Descripción de la obra.
Tiene una composición muy rigurosa, dividida en tres grupos perfectamente equilibrados que se refuerza con la arquitectura del segundo plano, incluyendo cada grupo dentro de un arco. Predomina la línea sobre el color, en un nuevo intento de alejarse de la pintura visual del arte barroco. Las figuras se perfilan con toda nitidez sobre el fondo oscuro y vacío, dándoles una apariencia escultórica, como si nos encontráramos ante un relieve. En cuanto a los colores se intenta buscar un equilibrio, como en la etapa clásica, entre cálidos y fríos  sin crear focos determinados. La luz proviene desde la zona izquierda, reforzando los volúmenes, y de esta manera, su sensación escultórica. Se rehuye de los contrastes excesivos que hagan perder claridad a la escena, contentándose con el fondo oscuro que más que dar emoción a la escena, la cierra en profundidad, colocándonos sobre el primer plano. La perspectiva es lineal. Las arquitecturas del fondo, unidas a las sombras bien remarcadas, crean un espacio casi teatral en donde actúan los personajes. Los personajes adoptan posturas teatrales, algo grandilocuentes, lo cual sería explicable si pensamos en el carácter moralizante del lienzo. Los gestos en los hombres son rotundos, mientras que en las mujeres podemos observar posturas más curvilíneas y melancólicas. En todas las figuras encontramos una evidente idealización. Más que personas reales, parecen actores que encarnan determinados arquetipos o ideas, siendo más importante el grupo que cada una de las individualidades (las mujeres representan la tristeza y los Horacios la determinación y el sacrificio a favor de unos ideales).

3.Interpretación de la obra.
David realiza este cuadro durante su segundo viaje a Roma. Durante esta larga estancia su pintura giró hacia un clasicismo evidente en lo que se refiere a la técnica. De esta manera se puede advertir en el lienzo claros recuerdos renacentistas al modo de Rafael e, incluso anteriores, enraizados en la escultura clásica. Desde la composición equilibrada y piramidal a la precisión del dibujo, la idealización de los personajes o el propio ambiente arquitectónico y su representación en perspectiva nos están hablando del aprendizaje clásico que realiza en Italia, siendo claves en la posterior evolución de todo el estilo Neoclásico.


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